Se denomina de este modo a un tipo de inteligencia que de manera desarrollada poseen las personas que tienen una habilidad destacada para controlar los movimientos de su cuerpo.
A la hora de manifestarse, la inteligencia corporal, podemos encontrar lo que Gardner, llama “Formas Maduras de la Expresión Corporal”. Es decir, las manifestaciones en las que el cuerpo muestra una ductibilidad digna de admiración por parte de aquel que las esta contemplando. En ese sentido, vamos a observar que la danza se lleva el primer lugar. Sobre ella el autor citado indica que se puede definir a la danza como una serie de secuencias de diversos movimientos corporales no verbales, con un conjunto de patrones determinados por las culturas, que llevan un cierto propósito intencionalmente rítmico acompañado de un valor estético que capturan la admiración de todo aquel que esta contemplando la danza que realiza una persona. Esta manifestación del cuerpo requiere por parte de la persona que la realiza un manejo maduro y ágil de las formas y el tiempo que cada una de ellas requiere para su ejecución. Y muchas veces estas formas y tiempos están firmemente vinculadas a un ritmo expresado por instrumentos musicales. Visualicemos por un momento a un bailarín de flamenco, mostrando al ritmo de instrumentos musicales, las formas y tiempos adecuados en las que debe expresar firmeza, suavidad, temperamento, dinámica, etc. Todo ello implica una coordinación excelente entre cerebro y cuerpo producto no solo de una habilidad innata, sino también de horas de ensayo. Todo esto con la impronta en cada movimiento de la personalidad del que la interpreta.
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